Vale, todas sabemos que dormir al menos 7 horas todos los días, alimentarse bien (me alucina notar cómo cambia mi piel cuando me alimento bien o mal durante algunos días seguidos), no tomar el sol y beber mucha agua son unos buenos hábitos si queremos tener una piel bonita. Creo que la genética es un factor muy importante que define cómo será nuestra piel con el paso de los años pero también creo que, (como en otras muchas cosas) nuestros genes no lo son todo y en nuestra mano está poder mejorar o empeorar lo que nos viene de serie haciendo según qué cosas. ¿Llega a ser esto epigenética? O.o
Sabéis de sobre que me gusta muchísimo el mundo de la belleza y durante estos años, he aprendido y desaprendido mucho sobre el cuidado de la piel. Hoy quiero compartir con vosotras 5 de mis trucos que convertidos en hábitos han hecho que el aspecto de mi piel mejore (mucho). Como sabéis si me leéis con frecuencia por aquí; mi piel es sensible, mixta y muy puñetera.
1. Adiós (o casi) al agua del grifo. Este ha sido uno de los cambios que mejor ha sentado a mi piel. Trato de mojarla lo menos posible con agua del grifo. A cambio, le regalo agua de rosas o agua termal que le sienta de maravilla. Si no tienes ninguna de estas, tu piel es muy sensible y la notas roja y reactiva cada vez que te lavas el rostro o sales de la ducha, sécala inmediatamente de una forma suave y aplica con un vaporizador o con un simple algodón mojado, agua mineral, verás que tu piel se calmará de inmediato.
2. Sin salir del camino, en el punto dos os recomiendo los aceites como primer paso de la limpieza facial nocturna. No cualquier aceite vale. En mi caso, los ideales son los no comedogénicos porque no taponan el poro ni favorecen las rojeces. No comedogénicos son el aceite de almendras, el aceite de cáñamo, de jojoba…
Yo me desmaquillo con aceite de almendras dulces. Es increíblemente suave y delicado con mi piel sensible y además de ayudarme a retirar el maquillaje (también el de los ojos), nutre mi piel, aclara mis ojeras y hace que crezcan mis pestañas. Lo aplico dando un masaje con mis manos por todo el rostro y retirándolo con una muselina mojada en agua caliente y después en agua fría.
3. Exfoliar, exfoliar, exfoliar. He aprendido que es la clave para eliminar manchas, disminuir arrugas y aportar más luz a la piel. Lo importante es elegir el producto más adecuado para ti y no abusar de aquellos que no te benefician. La semana pasada compartí con vosotras en este post una lista de mis exfoliantes favoritos. Éste que puedes encontrar en www.evavillarbeauty.com se lleva la palma.
4. Menos es más. Si tu piel es sensible, te recomiendo que recortes el número de productos que aplicas en ella. Así disminuirás la probabilidad de darle algo que no le sienta bien. Otro consejo, no creas que porque un producto es natural, va a sentar bien a tu piel reactiva obligatoriamente. Debes encontrar esos productos que te calman, te hidratan y te nutren sin agredirte. En este post os conté qué estoy utilizando yo ahora mismo.
5. Para terminar, os recomiendo muy mucho una dosis de gimansia facial una vez al día, parece mucho pero una vez hecho el hábito os resultará imprescindible y de lo más reconfortante. En serio, creo que es otro punto clave para tener una piel más tersa, más luminosa y más saludable. Seguro que hay otras técnicas y rituales que poner en marcha con tus propias manos. Yo, llevo más de un mes utilizando un roller de jade como este y ya no puedo vivir sin él.
En este post, os conté algunos de los beneficios de utilizarlo y hoy os vuelvo a animar a hacerlo.

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